En todas las sociedades humanas se dan razones para las obediencias en nuestro entorno, como cuando defendemos las ideas que nos parecen válidas pero no solo debemos defender nuestros propios intereses, si no que cada cual debería actuar de acuerdo a su propia conciencia, sin reconocer ningún tipo de autoridad que los mande. Sin embargo no debemos esperar que los demás o un cargo político decidan por nosotros ya que nos llevaría a la discrepancia política y social.
Como se refiere en el libro, los anarquistas aluden a que nuestro propio bien sería que nadie nos mandase, por que entonces cada cual se portaría obedientemente, o sea, cada individuo velaría por su bien o conveniencia en el entorno en que lo estime conveniente.
Pero la sociabilidad en que nos entendemos, sería en que aceptásemos los compromisos con los demás, razonablemente sin duda, dentro de toda sociedad se encuentran los individualistas, que escasamente tiene un enfrentamiento con la sociedad se despreocupan y se oponen .Aquellos tienen personalidad propia cuando tratamos de competir con ellos. Este enfrentamiento suele pasar ya que damos trascendencia a la vida en común que llevamos con los demás.
Esto con conlleva al apoyo y colaboración con todos los ciudadanos, puesto que se dan soluciones a los problemas que resultan en conjunto.
¿Qué pasaría si cada uno de nosotros, se gobernara por sí mismo? ¿Hasta que punto llegaríamos por defender nuestros propios ideales? ¿No será mejor que alguien nos “mande” para establecer un orden?
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